Albóndigas, un plato para todas las edades

Las albóndigas, también conocidas como bolas, pelotas e incluso almóndigas, un vulgarismo que ha aceptado la Real Academia Española (RAE), son herencia de los árabes y llevan entre nosotros muchos siglos. El nombre procede de la palabra al-bunduqa, que significa ‘la bola’ y a parte de llevar en su origen carne picada, hoy en día el resto de los ingredientes pueden dejarse a la imaginación del cocinero.

Por lo general, sin embargo, las albóndigas se elaboran con carne picada de vacuno y de cerdo, -ya que la mezcla con éste último hace que resulten más jugosas-, y llevan huevo, pan rallado, sal, ajo, perejil, y harina para rebozarlas antes de sumergirlas en abundante aceite caliente. Hay quien también utiliza leche para la mezcla, tomate natural o frito, salsa de soja o vinagre de Módena. Lo interesante de este plato, del que se tiene constancia desde el siglo VII, es que admite muchas variedades, de ahí que su consumo se haya extendido por todo el mundo.

Lo normal es que se cocinen fritas, pero también pueden ser al horno, hervidas en su propia salsa o al vapor como hacen los chinos, así que no tienen por qué convertirse en un alimento calórico, aunque hay que reconocer que acompañadas de una patatas fritas es como solemos recordar las de nuestras madres y abuelas. Italianos, brasileños y norteamericanos las prefieren, sin embargo, con espaguetis.

También pueden ser de pescado e incluso veganas
Además de poderse elaborar con otro tipo de carnes, como la del pavo o el pollo, también se pueden hacer de pescado e incluso para vegetarianos y veganos, éstos últimos sin incluir tampoco el huevo, añadiéndole una cucharada de aceite de oliva virgen extra a la mezcla para que queden tan jugosas como las de carne. Las de pescado resultan muy ricas de merluza, bacalao, rape o gambas.

Puesto que a los más pequeños de la casa les encantan, y es una buena manera de que coman carne desde edades tempranas, es recomendable tener los ingredientes básicos para salir de cualquier apuro. Otra opción, mucho más rápida, son los albóndigas preparadas de la V Gama de Dapsa. Además, las tenemos en dos versiones, la clásica con los sabores de siempre de Albóndigas de la Abuela, con carne de vacuno y de cerdo, pan, leche, huevo, sal, aceite, ajo, vino, especias, plantas aromáticas, cebolla, zanahoria y tomate concentrado; y las sugerente Albóndigas de Marisa, que sustituyen el vino, la zanahoria y el tomate por manzana y un curry con mostaza y harina de arroz que les da un sabor muy especial. ¡Para chuparse los dedos!

Lo mejor cuando vamos a hacer albóndigas es pedirle al carnicero que nos prepare la carne, teniendo en cuenta que de la ternera lo mejor es elegir la parte del redondo, el rabillo de cadera, la falda y el morcillo, de esta forma nos garantizamos la calidad. Si compramos la carne ya picada es probable que esté mezclada con alguna especia y tampoco tendremos claro qué partes han utilizado de la ternera o el cerdo, ni en qué cantidad se ha hecho la mezcla.

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